¿Donde se encuentra el agradecimiento en el Padre Nuestro?
Si el Padre Nuestro es la oración más importante. ¿Porqué no encontramos la palabra «gracias»?
¿Es posible que no demos gracias a Dios en la oración que Jesús nos enseñó?
“Recorred todas las oraciones que hay en las Escrituras, y no creo que podáis encontrar algo que no esté incluido en la oración dominical.”
San Agustín de Hipona
“La oración dominical es la más perfecta de las oraciones (…) En ella, no sólo pedimos todo lo que podemos desear con rectitud, sino además según el orden en que conviene desearlo. De modo que esta oración no sólo nos enseña a pedir, sino que también llena toda nuestra afectividad.“
Santo Tomás de Aquino
Si es la más perfecta de las oraciones. Si contiene todas las oraciones de la Escritura, tiene que incluir el agradecimiento.
El Catecismo de San Juan Pablo II, dedica uno de sus 4 capítulos a la oración. Un maravilloso texto para entender y practicar la oración. La segunda sección de este capítulo (y última de las 8 secciones del Catecismo), está dedicada, precisamente, al Padre Nuestro. Pero no habla de agradecimiento.
Entonces: ¿Dónde está el agradecimiento en el Padre Nuestro?
Además no puede estar muy escondido (al alcance sólo de sabios y entendidos), sino que tiene que estar al alcance de los sencillos.
¿Qué es en esencia el agradecimiento?
Frecuentemente es sólo cortesía y se expresa incluso dentro de un intercambio ya acordado y compensado: pago al taxista y le doy las gracias, pago mi consumición en un bar y doy las gracias.
Otras veces es nuestro pago por un bien, al recibir algo gratuitamente: alguien me ayuda a arreglar el coche en la carretera, o me enseña algo nuevo y muy útil en el móvil, o me soluciona un problema, sin que reciba pago a cambio.
Es clave reconocer que muchas veces lo manifestamos sin decir la palabra gracias. Por ejemplo, frases como “me has salvado la vida”, “no sé cómo pagártelo”, “¡Menudo detallazo!”, “Estás en todo”, “qué encanto eres”, “que Dios te lo pague”, expresan, a veces, mejor que un “gracias” la esencia del agradecimiento.
Un desahuciado que recogió Santa Teresa de Calcuta le dijo: «Toda mi vida he vivido como un perro, y ahora voy a morir como un príncipe». ¿No contiene esta frase agradecimiento?. Sí, un precioso y enorme agradecimiento.
Romper a llorar, o determinados gestos, pueden ser la mejor expresión de agradecimiento. La mejor expresión de que recibimos lo que no esperamos, ni merecemos, ni podríamos tener por nosotros mismos.
¿Cuál es entonces la esencia de un agradecimiento?: El reconocimiento de un bien recibido. El acuse de recibo de ese favor. La confirmación de la llegada de este regalo a nuestras manos. La firma del albarán de entrega, aunque sepamos que nunca podremos pagarlo. La expresión de que es realmente un bien valioso para nosotros.
El agradecimiento es de grado mayor cuando lo recibimos sin haber dado nada cambio, más aún cuando no podremos devolverlo o compensarlo, y más cuanto mayor es el bien que recibimos o el mal del que nos libra. También es mayor cuando recibimos algo que ni nos habíamos atrevido a desear, a pensar, a pedir, a querer, que refleja la preocupación por nosotros de quien nos ayuda. Una preocupación que, a veces, es más observadora de nuestras necesidades y deseos que nosotros mismos.
Con esto en la cabeza debemos buscar el agradecimiento en el Padre Nuestro.
¡Y lo encontramos de inmediato!: Padre Nuestro.
¿No es nuestro mayor bien recibido, el de la adopción como hijos por el más grande Padre que podíamos imaginar?
Detrás de nuestra vida, nuestra fe, la entrega de Jesucristo a la humanidad, el perdón de los pecados, la Eucaristía y los sacramentos, ¿no está el amor de Dios que nos ha querido adoptar como hijos?
¿En el vacío, frío y enorme universo que nos rodea, en el agresivo y tantas veces hostil mundo en que vivimos, no es un Padre protector, poderoso y bueno lo que más necesitamos?
Además, en el Padre Nuestro, encontramos el agradecimiento en su grado mayor: no hemos recibido esto como fruto de un acuerdo, no hemos pagado ni podremos pagar nunca este regalo, nada nos libra de males peores ni nos puede dar bienes mayores, que tener un Padre todopoderoso y todo-bondadoso en el cielo. Y no podríamos ni soñar con ello sin la revelación de esta oración, que nos ha hecho conscientes de nuestra adopción.
Así que aquí está la expresión del agradecimiento a Dios en el Padre Nuestro. Precisamente, en sus dos primeras palabras, ¿qué más podemos pedir que nuestra adopción por parte de Dios como hijos suyos? Ni siervos, ni soldados de su ejército, ni asalariados, sino amados hijos del Rey del Universo y Señor de los Ejércitos, al que, con la confianza y seguridad de un niño, podemos llamar Papá. Y descansar en la paz de saber que nos cuida y llorar de la emoción porque nos salva la vida. No para una prórroga, sino para siempre.
Todo hombre o mujer como criatura es hijo o hija de Dios, en la carne. Pero serlo en el Espíritu solamente es Cristo, Hijo Único de Dios y Dios mismo, Él es el Camino, La Verdad y La Vida. Nadie llega al Padre si no es a través de Él.
! Alabado sea Jesucristo !
Verlo en San Juan 1: 1-13.
Todo hombre o mujer como criatura es hijo o hija de Dios, en la carne. Pero serlo en el Espíritu solamente es Cristo, Hijo Único de Dios y Dios mismo, Él es el Camino, La Verdad y La Vida. Nadie llega al Padre si no atraves de Él.
¡Alabado sea Jesucristo!
Verlo en San Juan 1: 1-13.